LOS LINDEROS DE MI ALMA

Hurgando en los linderos de mi alma, vida mía,
tu amor en mi piel, me poseía.

Me llenabas de caricias y ambrosía,
una luz en tu mirar se desprendía, y tu ternura temblorosa me veía.

Sonámbula de amor tendí mis manos hasta encontrar tu piel erguida,
y en la inefable entrega de mi vida,
el sonido de tu voz me halló perdida, en el etéreo mundo de mi vida.

Hurgué más allá de mis viveros,
donde nace el fulgurante sol de vida,
donde gritas que me amas en tus fuegos, y me entregas en tu piel tu entera vida.

Hortencia Aguilar Herrera -México-