domingo, 18 de febrero de 2018

ABUSOS DE NIÑOS


Mi cuerpo nunca ha permanecido confinado solo a mí mismo 

Sus dedos delgados aún cavan dentro de mi cerebro.
Un Pozo, tan bueno y lleno, lleno hasta el borde,
Y desbordante con sus fluidos como caramelos de algodón fundido,
Con los botes de promesas que se hunden en el fondo,
Apilando, uno en el otro como pedazos de crayones rotos,
Y pedazos destrozados de rompecabezas y legos,
Pero en un montón tan no biodegradable.

Cómo mis tiernas manos juveniles usaron para captar sus elegantes palabras,
Envuelto en plástico como los mechones de dientes de León,
Acariciando mis codos para descansar en mis pueriles palmas,
Y yo solía furl mis cinco años.
Dedos rosados para jaula en mi corazón.
O ahora mi corazón está lleno, lleno hasta el borde,
Chocando, de, ay, desde dentro.

Cómo sus manos se utilizan sobre mi cuerpo devorando mis pechos,
Como amasar bolas de papel arrugados
Rompiendo páginas de los libros de cuentos de hadas,
Sólo para tirar en la papelera.
Después de tinción con la tinta indeleble,
Intentando y no rimar una copla acceso.

Mi cuerpo pueril siempre ha sido un demesne.
Para sus dientes y lenguas para pastar
Como masticado caramelos y colorido incoloro incoloro,
Mi cuerpo nunca ha permanecido confinado solo a mí mismo.

Nayanika Dey

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