jueves, 25 de mayo de 2017

SABRINA CORGATELLI


Sabrina Corgatelli es una cazadora estadunidense que mató a una jirafa en el Parque Nacional Kruger de Sudáfrica. En Facebook, presumió: “¡Un animal increíble! ¡No puedo estar más feliz! La emoción que siento luego de haberla matado es algo que nunca olvidaré”, escribió la contadora y dedicó su crimen a Walter Palmer, acaudalado dentista de Minnesota; en el centro de la polémica por haber ultimado al viejo león Cecil, emblemático ejemplar que gustaba tenderse al sol con su llamativa melena negra en el parque Hwange de Zimbabue. El felino, además, era monitoreado con GPS por la Universidad de Oxford para un estudio sobre la conservación de leones.

La agonía de Cecil duró cuarenta horas bajo las flechas de Palmer, sanguinario coleccionista de rinocerontes blancos, alces gigantes, osos negros y un majestuoso leopardo, según sus fotos publicadas en la prensa. Pero, ¿cómo calificar en castellano estos crímenes cuando la  Real Academia Española dice que el acto de asesinar sólo se aplica a las personas?

Así, tampoco se podría adjetivar la muerte de un desprevenido elefante a manos del rey Juan Carlos II, de cacería en África con su amante alemana. El hecho se conoció porque el vetusto monarca se rompió la cadera durante el safari. La indignación fue general, máxime que por esos días los españoles se suicidaban lanzándose de sus apartamentos ante el despojo de que estaban siendo objeto por parte de la no menos depredadora banca.

Irene Selser -Argentina-
Publicado en Periódico de poesía 97

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