martes, 12 de febrero de 2013

DETRÁS DEL VIDRIO


Recordó las mantillas de tul que usaba cuando era chica para ir a la iglesia, las bombachas de organdí que le regalaron en sus quince años cuando todo era promesa, aquel mantel de batista que tanto le gustaba a su madre y las cortinas con grandes perforaciones. Todo era transparente ahora que podía ver del otro lado del vidrio esmerilado a su marido haciendo arcadas y ruidos que presagiaban un final. Preguntó: ¿Estás bien, querido? Y del otro lado la voz de un hombre le hizo sentir que el mundo se recomponía, un mundo lleno de agujeros en el que ni siquiera los maridos tenían nombre.


IRMA VEROLÍN -Argentina-
Publicado en la revista Gaceta Virtual 74



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