domingo, 18 de febrero de 2018

LA ROSA DEL SALÓN


Quiero atrapar la belleza
de una flor decadente,
en un vaso con agua.
Quiero atrapar el momento,
sin llamar la atención
en silencio sin aspavientos.
Esa flor... que ahora veo.
Sostenida en pútrida agua
en lenta descomposición.
Ya que nadie cambió
durante varios días
hasta notar su hedor.
Aroma mortecino
de secas flores,
dulzonas pasadas...
Que nadie admira
y nadie tira...
Todo huele a final.
Fue hermosa la rosa,
aterciopelada, tersa y fresca.
Un pintor la plasmó
un día de sol y luz.
Un poeta la cantó
entre unos versos
de anhelado amor.
Una joven se pinchó.
Una mujer la cortó.
Llevándola  al salón
donde su madre teje,
mecánicamente,
como araña laboriosa
una puntilla de hilo.
Suspende su labor,
mira hacia la rosa,
suspira muy hondo...
Y tal vez piensa,
sueña o recuerda.
Un pasado, tiempo atrás.
¡De eso hace mucho!
Fue ella como la rosa
que su hija cortó
para alegrarle la vida
que cada día un poco más,
se marchita, se entristece
en este oscuro salón,
sin espejos para reflejarse
y verse como esa rosa
con sus pétalos esparcidos,
mortecinos, amarillentos
sobre un tapete de hilo.
Y ese hedor, dulzón y pútrido
que lo va llenando todo
Y la madre quiere huir
pero se siente presa
en un vaso, en un salón
!Qué más da,
dónde una se aloja,
sea rosa o mujer hermosa!
Pues la vida nos atrapó,
a ti en un vaso
y a mí en este oscuro salón
Dice  para si, la madre,
reanudando su labor,
junto a la rosa marchita
que ya vivió su esplendor.

MARÍA LUISA HERAS VÁZQUEZ -Barcelona-

No hay comentarios:

Publicar un comentario