Oyes ese zumbido por el maro
que comúnmente sopesa un paro;
sufre en la clandestinidad el peso
y comulga un estridente dolor.
Una salida inmanente y cabal es:
acudir así al vuelo del insecto
cuando sacude el polen por el aire
¡porque trabaja por el bien y arduo!
Suelta música así suspendida
para vibrar además en el cáliz
solo dura unos pocos segundos,
el tiempo para tratar fecundar.
Fernando Zuñiga Fajardo
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