domingo, 18 de febrero de 2018

CÓNDOR, DE MI TIERRA CONTUMAZÁ


El Cóndor negro y blanco de los Andes,
nuestro Cóndor Señorial de Contumazá,
vuela al hermoso cielo astral, que reza,
llevando en desnudo cuello, su blanco collar,
y en sus grandes alas, la magia para volar
el majestuoso verdor de los Andes.

En los Andes Contumacinos,
el cóndor se yergue majestuoso y contempla
ríos, lagos y quebradas y en floresta se templa
pero clava sus garras y rapaz mirada
en avecilla despavorida y asolada,
que vuela y corre hasta los Casquinos.

Se ha escapado a toda prisa camino al Platanar,
rústico sendero que Shémere pudo pintar.
Nuestro Cóndor, queda silencioso,
no es nada malo ni malicioso
pero perdió su preciada presa,
y de hambre se puso a bostezar, me confiesa.

Vuelve a surcar los azulinos cielos
vuela picos montañosos y con su vista aguda
divisa cuerpos de guanacos, alpacas tozudas
y sin lugar a dudas, elimina la alteración
del ecosistema; ya pueda cantar el gorrión.
Mi vista no pierde sus grandes alas ni sus vuelos,

El Cóndor de los Andes,
Cóndor Contumacino, me ha dejado muy impresionada:
Adora a su única pareja y le es fiel a su amada
hasta la muerte, y como el hombre, cuida de sus polluelos
hasta que parten del nido, en largos vuelos.
Mi Cóndor Contumacino y señorial, no te ablandes.

Apostado en la cumbre del Calvario, mira sigiloso
a su tierra y se llena de gozo, verse en la Pileta de Plaza de Armas,
muy erguido, muy laborioso por su suelo muy hermoso.

Contumazá, eduquemos al poblador y hagamos esfuerzos para aprender a valorar, a cuidar y a proteger nuestras especies que son un verdadero legado y patrimonio para nuestra Tierra y sus futuras generaciones. Cuidemos al Cóndor Contumacino.

Rosa Elizabeth Chacón León -Estados Unidos-

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