Mis ojos irradian la tristeza más cruel del universo.
Mi mirada es abismo.
Peligro de muerte mis versos.
Y lloro sin lágrimas el inmenso dolor que me hiere en silencio.
Los espejos se quiebran y de mi alma se alejan las caricias y besos.
Nadie advierte lo que siento.
Nadie sabe mi sufrimiento.
Los rostros giran.
Los cuerpos danzan al compás del viento.
Fluye la vida en un caos y desconcierto.
Y el trino de los pájaros es un fúnebre concierto.
El amor es primavera que me toca y no se queda.
Que se diluye en ideales, sueños y quimeras.
Que me estrujan el alma, me destruyen y queman.
Sentimientos que abruman y a su infierno me llevan.
La soledad golpea con prepotencia e incomprensión.
La muerte acecha.
Me duele.
Me rompe el corazón.
Mis afectos. Mis ideales.
Mis proyectos. ¿Dónde están?...
Y cierro los ojos. Buscando la paz. Mi única verdad.
Eduardo N. Romero -Argentina-
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