domingo, 13 de agosto de 2017

EL APARCAMIENTO


Rodeada de mordedores y sonajeros, Carla disfruta aporreando sus cachivaches, empapándolos con su saliva. Al fondo, un oso de peluche la observa. De pronto, aparece un gran parque de juegos. El oso avanza hacia allí. Carla intenta seguirle pero no puede moverse, una espantosa cobra abraza su diminuto cuerpo, haciéndole burlas con su lengua viperina. Intenta zafarse, pero el aire se condensa y
con cada esfuerzo va perdiendo energía, se asfi xia, se desmaya. El espejismo se desvanece en un agujero negro tras un túnel.

El bombero hace añicos el cristal y aparta el mosaico de fragmentos.
Sin perder un segundo, quita el pestillo y accede al interior.
Desabrocha el cinturón de seguridad del cuco de bebé y saca a la víctima fuera del coche aparcado cerca de un bar. Le quita el babero y desabrocha el primer botón del cuello de su pelele. Practica
masajes en su minúscula caja torácica; la criatura no reacciona, no respira…
Mientras cubre su cuerpo inerte con una manta térmica del color de los satélites espaciales, el bombero no ve tras los párpados de la niña la imagen de un oso con un mullido brazo extendido, indicando la salida de un largo túnel.

Cangrejomoro
Participante en el VI Certamen Microrrelatos Libres Memorial Isabel Muñoz

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