jueves, 10 de agosto de 2017

ACTRIZ


Cruza las piernas y los tacones hablan,
cuentan penas que ha vivido,
narran razones de su presencia aquí.

Cae el calzado como suicida lágrima,
sus labios mienten en sus ojos;
sé que de fingir asqueada está.

Telas fallecen y el averno abre puertas,
llora el timbre en destruida entrada
porque miles de males se hospedaron allí.

Billetes son droga que paga su actuación.
La antigua función debe empezar
y en su labor seré sólo un extra más.

EPÍLOGO

Mordeduras de vampiros son el acto final,
mas aún siguen los fantasmas de la eterna noche,
así que el blanco telón nunca ha de bajar.

Guido Rivadeneira Salazar

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