Un perfume fresco,
una imagen imborrable,
unos pasos que resuenan,
alejándose,
un rostro y una sonrisa
gigante,
perfecta,
dientes como perlas,
manos curtidas
en mil cotidianas
peleas.
Todo sobra
si uno olvida
sumergirse en la realidad.
GUILLERMO JIMÉNEZ FERNÁNDEZ -Mérida-
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