Como una tabla de salvación,
el corazón se esconde
en rincones sin títulos ni aristas,
se rodea de sombras y esperanzas,
y deambula por la vida,
con la cotidianidad a sus espaldas,
dejando caer los rescoldos
de su alma herida,
en cada latido.
GUILLERMO JIMÉNEZ FERNÁNDEZ -Mérida-
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