I
El primer día el cielo se oscureció
empezó a llover un agua tibia.
No enciendas la luz, dijiste
para qué si ya vimos todo.
Había amigos en la casa, los tomé de un trago.
Madres creadoras:
nunca imaginé tal ostentación de carne.
No fue difícil trepar a tu espalda
Lo difícil fue estar a la altura, no retroceder.
Siempre creer, decías, pero perdiste la fe.
II
Cuerpo mío
aprendiste del mar a caer y levantarte
fuiste llenado y vaciado por y para ellos
para hacerlos más hombres cada vez
con la insistencia del mar te ofreciste
te fustigaron en tus avatares
en cada fase de la luna y sus ciclos
cuerpo mío, te hicieron hablar
tus secretos parieron locos nuevos
no es sin riesgos la escucha.
Ante un cuerpo de hombre sólo siento gratitud.
Griselda García -Argentina-
Publicado en La Náusea
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