Me está lamiendo el mar con lengua fría,
le pone mansedumbre a las arenas,
donde el sol se derrama a manos llenas
y, pleno de fulgor, levanta el día
estandartes de vida y alegría.
En el profundo azul se ahogan las penas.
Las puertas abre de sus alacenas
un ebrio corazón de algarabía.
El agua, cadenciosa como el fado,
las rocas de tez rubia va puliendo
y un velero, a lo lejos, va cercado
por danzas que los peces van urdiendo.
Tu luz me ciega, Algarve misterioso,
moito obrigado por tu cielo hermoso.
Juan Calderón Matador -España-
Publicado en la revista Oriflama 30
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