Lloraste tanto
que entre tu calle y la mía nacieron ríos.
De nada sirve ya
mi pequeña barca oxidada
de tiempo.
Ya no volveré a cruzar la calle
con las manos llenas
de besos de papel
mojado
y con restos de mi paraguas roto
clavados en el corazón.
Del libro La voz del tiempo de
JULIO MORENO
Publicado en Acantilado de papel
No hay comentarios:
Publicar un comentario