viernes, 30 de junio de 2017

HISTORIA DE UN POETA


¿Se te acabaron las historias, poeta? No, sólo estoy recordando. ¿Qué recuerdas que te hace guardar silencios tan sombríos? Amores perdidos, batallas sangrientas, venganzas interminables, vacíos sin llenar. Mucho es eso, poeta nuestro, es comprensible entonces que tu voz esté apagada. No he dicho que ya no vaya a recitar más, amable público, sólo que hay momentos en que leo los poemas para mí mismo.

            Un silencio, una tarde que va llamando a  la noche. Una fogata y cien personas. Alguien comienza a tocar una cítara.

            El poeta, ciego de nacimiento, comienza a recitar:

            Canta ¡oh Musa! la cólera de Aquiles, hijo de Peleo; cólera funesta, que causó tantas calamidades a los aqueos, que precipitó en los infiernos las vigorosas almas de multitud de héroes, y que entregó sus cuerpos a la presa de los perros y de las aves todas. *

            En la noche griega sólo se oye el sonido melódico de las palabras del poeta ciego, y la respiración entrecortada y asombrada de su público, y una cítara que es pareja de locos y sueños.

FRANCISCO JOSÉ SEGOVIA RAMOS -Granada-

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