La achacosa y vanidosa Penélope de cabellos canos (no en vano habían transcurrido muchos y muchos años desde la partida), oculta tras unos cortinajes, sonreía con malévola sonrisa y se frotaba las manos apergaminadas antes de sucumbir en su fuero interno a sus fornidos pretendientes.
Atilano Sevillano Bermúdez -Zamora-
Publicado en suplemento de Realidades y ficciones 71
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