No puede ser peor:
nuestro nivel de la hipocresía es el máximo.
Incluso los gatos tienen más dignidad
haciendo sus necesidades en el campo.
Una Hipermarioneta no sentiría ninguna vergüenza:
-¡Que miren! No hay que avergonzarse. Así es la vida.
ANA ARENT -Polonia-
Publicado en La Biblioteca
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