lunes, 27 de febrero de 2017

DULCE MIRAR


A veces lo recuerdo
como una esfinge
al otro lado de la puerta.
Las hebras de su pelo
parecían nubes de verano.
Cuando hablaba,
ideas extrañas
nadaban por su cabeza.
Había dulzura en su mirar
y yo sentía su aliento cansado
por los años vividos,
que se fueron
como se dobla una esquina.

M.ª Carmen García Moruja (Sevilla)
Publicado en la revista Aldaba 32

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