lunes, 30 de noviembre de 2015

AMORES PÁJAROS


Extendí mis alas hasta que crujieron,
hasta que mis hombros se ardieron,
hasta que mi pecho expulso costillas
y mis dedos estallaron en plumajes.

Me precipité así, desde la melancolía
de rebelarme, de doblegar las caricias,
empujando al amor por un acantilado,
creyendo así que dominaría los cielos.

Mi piel fue horadada por las cánulas,
soporte el dolor agudo de mis piernas,
ahora poseía garras y una voz de trino,
y un timón para navegar eternidades.

Me extravié en esa teoría de solo dos,
que es tratar de comprender el silencio,
declarando al amor como impalpable,
escondido bajo la mirada indiferente.

Presentí esa sed de tener nuevas alas,
hasta que me concebí estable y ligero,
hasta que me solté del filo del mundo
y degusté la exactitud de la gravedad.

Fuimos amantes destinados al suicidio
y a caer como ígneas aves inconstantes.
Nos sumimos en una hora sin memoria,
bogando corazones por la negra noche.

Pero mi cuerpo aún es dolor y es pájaro
y sangran aún mis deslucidos plumajes.
Remonto vuelo por los cauces del cielo,
creando una tormenta en la nueva brisa.

JORGE LACUADRA (Santa Fe-Argentina)
Publicado en la revista Gaceta Virtual 108


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