sábado, 26 de septiembre de 2015

EL CAÑAZO DE DON GÓMEZ


El sereno convida aguardiente
y no se le puede despreciar.
Hace décadas que es baqueano
de los arqueólogos aquí
en Pachacamac, morada de sus ancestros.
Hemos encendido un fueguito entre los pinos
para que el anciano se tiente a contar.
Donde él indicó —recuerda—
hallaron el sepulcro de una princesa
con su ajuar funerario intacto.
El cañazo pega como patada de mula
y todo gira en torno al fogón: los rostros,
el bosque, las estrellas de la límpida noche.
Al regreso de aquel día soleado
ella lo aguardaba en su mínimo cuarto
con una doliente mirada de reproche.

JORGE BREGA -Argentina-
Compartido por Rolando Revagliatti

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