jueves, 30 de abril de 2015

INNSBRUCK EN MI RECUERDO


I

Me he quedado extasiado
al contemplar tus cabellos blancos
pasajeros...
y, al fondo de tu rostro,
tus pequeños vellos marrones...
...y esperantes
de otro Estío bienamado,
 para arribar al verdor
que vendrá luego
cual vendaval ignoto
de pasos esperados.

II

Después oí el murmurar del río
que dio nombre a tu vida.
Vi también el paso
de los viejos romanos,
de las huestes del imperio austrohúngaro,
al conquistar tus sendas...
y al fin de todas estas rutas
apareció el hastío,
pero crisol de suma bienvenida,
la que formó a lo largo y a lo ancho,
tu impávida quietud...
...de oro y zafiro.

III

Yo quiero esa quietud...
ese azul de campana
y campanarios
para todos los míos,
para pasear mi vista
cansada de otros lares,
para sentir ese arrullo del río,
para columbrar los mil cabellos blancos
en las montañas mías,
que no habrán de esperar
porque ya tienen
los eternos veranos,
al bordear la otra faz cordillerana.

Luis Gonzaga Álvarez León -Venezuela-
Publicado en Suplemento de Realidades y ficciones 64

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