viernes, 27 de febrero de 2015

EL DISCÍPULO


Me lo trajeron,
era apenas un niño,
tímido, asustadizo.
me dijeron, debes llevarlo
y enseñarlo, pues desde ahora,
es tu discípulo,
miré a la criatura,
no era nada listo,
¡pero que iba a hacer yo¡
me lo lleve de hijo.

Le dije, ves el mar,
es el elemento
mas importante
de mi vida,
me miró y empezó a llorar,
tenía dolor
por la muerte de su padre,
le dije no llores,
que tú, eres amor,
y él está muy bien,
está con Dios.

Sonrió.
sus ojos eran muy dulces,
vi en ellos un ser muy sensible,
soñador y poco hecho a vivir
sin honor ni dignidad,
me costaría mucho enseñarlo,
debía convertirlo
en un guerrero de la luz,
en un titán en los mundos
de la vida y de la muerte,
costaría, me dije.
“sentí compasión”

¿ Por qué no viene a mi casa?
mi madre lo necesita
y mis dos hermanas también,
empezaba otra vez
con su misma historia,
y tenía que olvidar todo,
pues la vida, es solo un sueño,
de los tantos que soñamos,
le contesté, la vida es un lugar,
dónde venimos a aprender,
es solo una estación,
como cuando viajamos en un tren,
una parada, nada más,
toma conciencia pues,
el está donde tiene que estar,
valiente vino y valiente se fue.

…Y con mucha paciencia y amor
me lo fui llevando,
poquito a poquito íbamos andando,
el pobre me dio la mano.
vi que sería buen hijo,
era dócil pero muy terco,
más iría cambiando,
pues cuando llegamos,
somos todos humanos,
luego oiría los decretos,
y sería otro más,
de los muchos que amamos...

FRAN TRO -España-

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