jueves, 31 de julio de 2014

FRANCIA


(Fragmento de los artículos En la Guerra, La Paz Sí, Pero... y 14 de Julio de 1915, 1919 y 1920 respectivamente)

      ¿Podrìa un genio o un grupo de genios hacer una Francia? No. Francia no salió del esfuerzo metodizado de un sabio ni de dos ni de mil. Francia es, como Grecia, una creación milagrosa de la propia naturaleza. La engendró el acaso, el misterio. La nutrieron y conservaron y adobaron los siglos. Todos los hombres superiores de todos los tiempos la admiraron y amaron hasta enloquecer por ella.
     Basta tener un poco de cultura, basta haber hojeado un poco la historia en sus más culminantes, en sus más dramáticos momentos; basta sentir un poco de reverencia por las más altas conquistas del espìritu humano, para ver en Francia, no una nación cualquiera con más o menos población, sino una especie de maravillosa orquídea hecha de las más finas esencias y decantaciones del espíritu humano.
     El vino de tu viña sagrada que dió a los hombres la divina embriaguez del rebelde -la embriaguez de tus Jaurés, Anatole France, Romain Rolland, Henry Barbusse...-, ha llegado  a ser, por fallo inapelable de la historia, el vino único de consagrar en todas las fiestas del espìritu humano... lo mismo en las de San Miguel que en las del Diablo.
     Francia es como un cráter por donde se manifiesta, hecho llama, todo lo que es espìritu en la carne.

Publicado en el blog nemesiorcanales

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