jueves, 29 de mayo de 2014

INCIDENCIA DE LA LITERATURA GARCIAMARQUIANA EN LA EDUCACIÓN COLOMBIANA


Por: Luis Payares Mercado

Con la ausencia de Gabriel García Márquez, en Colombia se ha despertado todo tipo de investigaciones sobre la vida del Nobel. Y es más, han surgido muchos ensayos y escritos que resaltan su importancia en los distintos niveles locativos, en el ámbito periodístico, musical, político y por ende,  el literario. Es por esto, que corresponde también abordar el espacio de la educación como un beneficiado de la literatura garciamarquiana.

Entendiendo la educación como un proceso continuo que busca desarrollar las capacidades intelectual, moral y afectiva de la sociedad sin desconocer la cultura y las convivencias donde  se aplica. Sería apropiado por el propósito  que se aborda preguntarse: ¿Cuál ha sido la incidencia de la literatura gaciamarquiana en la educación colombiana? Esto motivaría primeramente a imaginarse ¿Qué hubiera sido de la educación colombiana sin la literatura garciamarquiana?

La literatura es uno de los elementos que siempre ha acompañado a la educación; inclusive, desde el nacimiento del ser humano. Desde muy pequeño, al niño se le cantan historias (canciones de cuna), luego se le cuentan historias (narraciones familiares y del entorno), más tarde  otro se las lee y él las escucha; posteriormente él mismo las lee y las cuenta;  por último, queda comprometido  con la vida misma, en escribir aplicando el  desarrollo que ha adquirido, para que las venideras generaciones conozcan los avances obtenidos en  la cultura de  sus días. El escritor Cartagenero Juan Carlos Céspedes Acosta manifiesta en uno de sus comentarios que “Lo peor que le puede pasar a un escritor es él mismo ser su obra, pues cuando se vaya de este mundo, se la llevará consigo y no dejará nada digno de leer.”
Esto también fue abordado por el Nobel colombiano en “La Proclama” Por un país al alcance de los niños “Una educación desde la cuna hasta la tumba, inconforme y reflexiva, que nos inspire un nuevo modo de pensar y nos incite a descubrir quiénes somos en una sociedad que se quiera más a sí misma.” En esto radica la literatura garciamarquiana.

La educación colombiana; arbitraria, de brazos abiertos acogió su literatura, la incluyó en su pensum de estudios y análisis literarios para abordar temas de interés nacional, cultural, político y social entre otros. Esto permitió que surgieran en las instituciones educativas las comparaciones interculturales de lo nuestro y lo exótico. Que se avanzara en el desarrollo de lo periodístico y lo literario,  que se profundizara en lo narrativo y lo poético, que se ahondara en la expresividad de nuestra  lengua castellana. García Márquez, fue un importador de cultura y exportador de la  nuestra, enriqueciendo así a la educación y ampliando un camino a unas nuevas generaciones para que abordaran con plena confianza la vida literaria.

De no haber sido así, los espacios de sus decenas de obras literarias dentro de las escuelas y colegios habrían estado ocupados por obras de escritores extranjeros  conociéndolos a ellos y desconociéndonos a nosotros.

Gabriel García Márquez  vio la educación alejada de la escuela “Desde muy niño tuve que interrumpir mi educación para ir a la escuela.” “Frase de Bernard Shaw que García Márquez ha hecho suya.” Presuntamente para explicar que la educación  debe ir mancomunada con la escuela y que las dos se ven reflejada en un literato como lo fue él.

“En una ocasión, Fabricio Caivano, el fundador de Cuadernos de Pedagogía, le preguntó a Gabriel García Márquez acerca de la educación de los niños. “Lo único importante, le contestó el autor de Cien años de soledad, es encontrar el juguete que llevan dentro”. Cada niño llevaría uno distinto y todo consistiría en descubrir cuál era y ponerse a jugar con él. García Márquez había sido un estudiante bastante desastroso hasta que un maestro se dio cuenta de su amor por la lectura y, a partir de entonces, todo fue miel sobre hojuelas, pues ese juguete eran las palabras.

Es una idea que vincula la educación con el juego. Según ella, educar consistiría en encontrar el tipo de juego que debemos jugar con cada niño, ese juego en que está implicado su propio ser.”

Entendiendo entonces que se  puede ser educado aunque no escolarizado, pero  también se puede ser educado y por ende escolarizado. De igual sentido también se puede ser escolarizado aunque no educado. Lo importante que se debe entender, es que la educación nunca se debe interrumpir por falta de escuela. Hay que hacer escuelas para que haya educación.

La educación viene a la escuela  para formar una sociedad con  el desarrollo de las ciencias y las artes. García,  manifestaba también, que era necesaria “Una educación […] que integre las ciencias y las artes a la canasta familiar, de acuerdo con los designios de un gran poeta de nuestro tiempo que pidió no seguir amándolas por separado como a dos hermanas enemigas.” En fin; Gabo, satisfacción has dejado, con tu abundante literatura que será desmenuzada por los emergentes  lectores y llevada a  la escuela como alimento de arte;  ahora más que nunca, en donde la educación, la ciencia y las artes convivirán  como hermanas. Imperó tu persuasión. Asumida, será  su  proclama.

 Gabo, con tu muerte, se está a la espera  que las entidades estatales  acudan con prontitud a saldar la cuenta pendiente que tienen con el “Coronel” que ha vivido más de cien años de soledad.

Publicado en el periódico digital La Urraca Cartagena

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