sábado, 30 de noviembre de 2013

YEGUA SOÑADA


Amparado en las sombras
avancé hacia el río
donde una barca me esperaba
para cruzar a la otra orilla
donde dormía en la hierba
mi yegua blanca.

Me acerqué despacio
para no despertarla.
¡Qué bonita era mi jaca!

Acaricié su cabeza
y al sentir las caricias
se levantó presurosa.
¡Qué hermosa era mi yegua!

Vamos a galopar, Lucero,
que quiere el frío viento
jugar con tu largo pelo.
¡Qué garbosa era mi jaca!

Entre las sombras cabalgamos
libres, vigilados solo
por la luna llena
que nos observaba curiosa.
¡Qué elegante era mi yegua!

JOSÉ LUIS RUBIO

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