domingo, 30 de diciembre de 2012

CARTA


Este silencio quieto en las calles,
este viento indolente, que se desliza
bajo entre las hojas muertas o asciende
hacia los colores de las insignias extranjeras...
tal vez el ansia de decirte una palabra
antes de que se cierre de nuevo el cielo
sobre otro día, tal vez la inercia,
nuestro mal más vil... La vida
no está en este tremendo, oscuro, latir
del corazón, no es piedad, no es más
que un juego de la sangre donde la muerte
está en flor. Oh mi dulce gacela,
te recuerdo aquel geranio encendido
sobre un muro acribillado de metralla.
¿O ahora ni siquiera la muerte consuela
ya a los vivos, la muerte por amor?

SALVATORE QUASIMODO (1901 - 1968) Italia
Publicado en la revista La Urraka 31

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