lunes, 30 de enero de 2012

POEMA

ONCE DE MARZO

El sol se filtra trémulo
por entre el amasijo
de hierros torturados.
Un heraldo de muerte
anuncia en los raíles
la estación del espanto.
Las lágrimas del cielo
desde la negra nube,
pretendiendo borrar
el reguero de sangre,
caen como lluvia triste
sobre el herido asfalto.
Nadie sabe por qué
ni entiende las razones
de la fiera inaudita
que campa a su albedrío.
Nuestros ojos atónitos
nublados por las lágrimas
lloran como las nubes
la muerte y el espanto.

MERCEDES VIÑUELAS-Pamplona-

No hay comentarios:

Publicar un comentario