domingo, 14 de marzo de 2010

HOMENAJE A MIGUEL HERNÁNDEZ

NANA A MI NIÑO

No llores niño, no llores.
No llores niño, no llores que tu madre te consuela con mil amores,
y sueña niño, sueña con dulces canciones que te acunen, que te duerman.
Y mientras tú duermas te dibujaré una blanca luna para que no estés a oscuras,
para que guarde tus noches y vele por tus quimeras.
Si te despiertas, te arrullaré entre mis brazos al son de una linda nana,
para que sientas mi voz que te canta , que te besa.
Estaré siempre muy cerca aunque no puedas verme,
te cuidaré desde lejos y te querré en la distancia.
Pero no llores niño, no llores que tu madre te consuela con mil amores.

MARÍA JOSÉ BERBEIRA RUBIO


Ovillo

Miro.
Tras la mirada se me va la vida,
hilo de ovillo que se desovilla,
que a veces se enreda,
que emerge embarrado de algún charco turbio,
que busca rodando la corriente clara,
que se lava y sigue
cada vez más lejos
cada vez más chico .
Tiene en un extremo la infancia dolida
y en el otro extremo
falta un barrilete,
sobran despedidas.

María Amelia Schaller


DE NANAS Y SOLDADOS

De pastor empezaste en la cañada
con tus rimas, cual “silbo vulnerado”
ignorando el final que te esperaba,
que un hombre sólo sabe del pasado.

Aprendiste de nanas y soldados,
de hambre, de locura y Poesía
y andabas con tus versos al costado
lejos, en la trinchera, muda y fría.

Un amor te esperaba y a tu hijo
acunabas dolor en los papeles
y ese amor y esa madre, en su cobijo
la cebolla trocaba en cascabeles.

Te esperábamos todos, mas no pudo
el destino fatal torcer su espada,
te quedaste, Miguel, y España anduvo
con su camisa yerma, desgajada.

No te inquietes, soldado, tu palabra
queda escrita en las venas de la historia
y poetas que somos, nuestra entraña
te ha esculpido por siempre en la memoria.

Isabel Díez Serrano


CHARCOS DE LUZ EN LA ESCALERA


Sonríes tras la lluvia
mientras mi oscuridad se aferra a la ventanas
para verte llegar.

Extiendes hacía mí los mástiles del verso
y me dibujas gestos de sueños en los labios
mientras tu aliento teje
nanas de buenos días en el cristal mojado.

Tus manos son de agua,
tus ojos son preámbulos de amaneceres nuevos,
tu voz una esperanza que cambia de color.

Es posible que intentes penetrar en mis ámbitos,
puede que te permita ser hoy mi salvación.

Tus pasos hacen charcos de luz en la escalera.

Yose Álvarez-Mesa

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